Oct 16, 2015. | By: Andrea Miliani
Una manera práctica de clasificar los distintos tipos de acumuladores para sistemas fotovoltaicos disponibles en el mercado es según su composición. Podemos agruparlos en tres grupos principales: baterías de plomo-ácido, baterías de Níquel-Cadmio y baterías de litio.
Baterías de Plomo-Ácido Son las baterías más populares y las que más años tienen proporcionando energía a sistemas fotovoltaicos. Por lo general admiten variaciones de plomo-calcio y plomo-antimonio. Este tipo de baterías tiene bajo costo y pueden ser de libre mantenimiento o de poco mantenimiento como en el caso de las baterías húmedas.
Baterías de Níquel-Cadmio Una de las ventajas de este tipo de batería es su estabilidad y su duración a largo plazo. Requiere poco seguimiento de su funcionamiento: existen versiones selladas que no requieren mantenimiento y versiones abiertas que sí requieren una supervisión periódica. Las baterías NiCd también se usan para tareas exigentes, como para respaldar el funcionamiento de ferrocarriles.
Baterías de litio Este tipo de acumulador es más moderno, son ligeros, de menores dimensiones que las de plomo-ácido y han ganado interés en el mercado por su seguridad medioambiental. Se pueden usar para sistemas exigentes como un auto y hasta en pequeños sistemas como smartphones. Modelos como la batería de litio-hierro-fosfato (LiFePO4) tienen vida útil de más de 1.500 ciclos.
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